miércoles, 16 de mayo de 2012

Saber callar a tiempo



Es algo que me fascina, que no consigo controlar. Soy buenísima guardando secretos. No me cuesta lo más mínimo. Pero opinar, juicios de valor y sentencias son mi perdición. Y muchas veces me doy cuenta de que la estoy cagando según van saliendo las palabras por mi boca. 

Realmente es muy frustante, porque no puedo “no decirlo” aunque internamente hable conmigo misma y me diga “no te metas, no lo digas”, al final lo acabo diciendo. Me traiciono a mí misma. 

Y normalmente son tonterías, ni si quiera son cosas importantes, pero hace un par de días lo hice, pasó algo y le repliqué a la persona equivocada, y esa persona no es sólo que no tuviera la culpa, sino que se sintió profundamente herido. Aunque esa persona ya me ha perdonado y seguramente lo haya olvidado, yo no puedo dejar de pensar que soy una bocazas y que mis impulsos tienen consecuencias. Debió de sentirse fatal, más o menos como me siento yo ahora mismo. Hay que aprender a cerrar la bocaza. Sobre todo cuando es para decir algo que no es agradable. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario